El nicho me visita con su collar de navajas,
con su aroma sugestivo.
Busca afectos en los rostros de concreto
que pululan en mi villa.
Tal vez se viste de satín.
O flota como pluma.
Lo cierto es que su rumbo traza con astucia,
apresando cándidos que ignoraron
el color de la luna.
Ya es hora de retornar
a rescatar mis papiros,
a tabicar mi morada,
a desterrar mí reseña.
O tal vez a refrendar el ceño fútil,
del rostro que me fatiga...
Aún teniendo diferencias muy grandes con el señor Bergoglio, le digo: este
es el camino, enhorabuena
-
Rafael Teicher
Hace 3 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario