Padre nuestro,
busco tu nombre en mi voz,
y deserto de tu rostro,
como menesteroso
en azares de opulencia,
quisiera ver tus pupilas clementes,
mas brotan cristales de dudas,
será que mis ojos no te ven,
o mi brisa no te alcanza,
y todas las palabras te nombran,
todos los rincones son tuyos,
si hasta mi rostro lo dibujas,
pero como tormenta me nublo,
escucho voces,
a veces sueño venturas,
otras, habito tu mundo.
Quisiera ser pasajero,
recorrer tu historia
y es posible que te guié,
pero no soy más que una
letra en tu pluma.
Tal vez, falta la hoja blanca,
el tintero de mosaicas ilusiones,
ese murmullo catedrático
que ahuyenta herejes y paganos,
pero mis oídos danzan acordes
y tus notas son esquivas,
debí sumirme en bemoles,
pues la sordera me opaca,
gustoso bebería tu cáliz,
tal vez tenga un buen vino,
pero
¿a quien pasaré la llaves,
cuando bohemio
retorne a mi morada?,
más tengo la sensación
que allí estarás,
decorando mi esquina,
encendiendo mis velas,
espantando las tinieblas
que se fugan por los muros.
Pero no se van,
iracundas aguardan mis
flaquezas,
y esas
¡PADRE!,
abundan,
por eso hoy te aludo,
no se si gustéis de la poesía,
pero como un canto
en la arena,
DESPIÉRTAME
pues la ceguera me lleva...
PUERTAS
-
Como las orquídeas noctámbulas,
las puertas tienen la mala costumbre
de estar cerradas a la luz del sol,
pero esa es solo una circunstancia aparente, hijo...
Hace 6 años
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