martes, 10 de noviembre de 2009

Ensueño de mi yermo

El páramo lanzó su llanto
aquel día de abril
cuando las cenizas
flotaron sin descanso.

Me dicen que fue un sueño

yo culpo a la utopía.

El páramo sigue llorando

con lágrimas azucaradas
y aunque roce su dulzura
sigue y sigue gimoteando.

Creo que fue un mal sueño

aunque aquel día no dormí.

Y él

con sus alas extendidas
voló hacia el ocaso
mas allá de las cimas.

Yo creo en ese sueño


¡Ay páramo afligido!,


No llores en mi regazo

ya despierto presuroso
carraspeando los ronquidos...

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