martes, 10 de noviembre de 2009

Requiém del enemigo

Ya mis cenizas postran al olvido.

El viento me exhala venturas,
pues mi cuerpo viaja sin licencia.

La última frontera que destroné
se levanta honrosa al ver mi espuma,
que zarpa en mares de rubíes,
bañada en ofrendas de mis adversarios.

¿Alguien se queda en este camino?,
pues el ancla de corales aún tiene espacio.

¡Únete a mi periplo!
tal vez tu morada encuentres.

Y danzando al tenor de un péndulo,
otearemos la mirada perenne
de quien en amparos nos sedujo.

Sí, será una andanza de mieses,
recolectaremos amores en la ruta
y quizás más de algún buen vino.

Llevaré dávidas por doquier,
pues con bemoles dibujarán mi réquiem,
ya que de dulce sembré el destino.

Sí, mi enemigo tendrá la butaca delantera
y los cristales serán de perlas.

Desfilaremos raudos por las pupilas
de todos nuestros recuerdos,
quizá encontremos el desierto,
o una estación sin domicilio.

Pero al final,
como un cantero de lunas,

nos encontraremos en el mismo camino..
.

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