Agoreros raudales
van imprimiendo mis huellas.
El sur fue una ventolera donde quedó mi estampa,
arrolló mis comisuras
con cebos de hojarascas.
Quise alcanzar la llanura,
sumido en galeras de listón
puse el decoro a la deriva.
Las memorias sin tiempo fueron testigos de mi
siembra,
madrigal de mi quinta,
aposento de mi dicha.
Hoy yacen a lo lejos -el sol no perdonó la ofensaolvidaron
sus dádivas,
veneraron otras providencias.
Vengo ahora a buscar mi designio
con dos lunas de porcelana
y un sombrero ficticio.
Vengo a buscar mi nombre,
a confinar penurias
vengo a sembrar mis huertos
vengo a aflorar novicio
¡Vengo! Sólo vengo.
PUERTAS
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Como las orquídeas noctámbulas,
las puertas tienen la mala costumbre
de estar cerradas a la luz del sol,
pero esa es solo una circunstancia aparente, hijo...
Hace 6 años
1 comentario:
Linda poesía.Bonito blog. Un gusto visitarte y seguirte. Seguiré visitandote con el permiso tuyo. Te envío un cordial saludo.
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